28/04/2025

Una sanitaria en L’Hospitalet: “El ambulatorio roza el colapso, peor que en abril”

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Ambu La Florida
17/07/2020

Este reportaje publicado ayer jueves 16 de julio por el rotativo EL PAIS, es una fotografía suficientemente nítida de lo que ocurre en el barrio de La Florida, que podría extrapolarse a Pubilla Casas, la Torrassa y Collblanc.

Los ambulatorios son la primera línea de fuego, y son los que primero sufren las consecuencias del rebrote. De momento parece ser que a los hospitales de la ciudad no ha llegado la ola, según nos han informado fuentes del hospital de Bellvitge.

“Familia Sierra, pasen, por favor”, grita una celadora enfundada en un equipo de protección individual en las puertas del ambulatorio del barrio de la Florida en L’Hospitalet.

Tras escuchar el apellido, una madre y sus tres hijos menores acceden al ambulatorio. Viven con una persona que se ha contagiado por coronavirus y van a someterse a la prueba. “Estamos rozando el colapso”, advierte Gemma Hernández, la jefa de servicio del ambulatorio. “Hemos multiplicado por tres las asistencias. Es mucho peor que en marzo o abril. En La Florida —dicen que es el barrio más denso de Europa— estamos viviendo ahora la pandemia con mayúsculas”. Los pacientes siguen llegando y se van acumulando en las puertas. Las celadoras insisten en que deben mantener las distancias de seguridad, pero la mayoría de pacientes hace oídos sordos.

Isabel Ramírez y María Luisa Ramos tienen, las dos, 80 años y viven a caballo entre los barrios de la Florida y la Torrassa. Cada mañana se reúnen, toman café y charlan en al bar Rocxi dentro del pequeño Mercado del Torrente Gornal. Esta infraestructura abasteció durante décadas a los vecinos de la Torrassa y La Florida. Hoy es un mercado vacío y desangelado. La casualidad ha hecho que esta plaza esté justo en el centro de los tres barrios —donde viven más de 100.000 vecinos—.

El Ayuntamiento de L’Hospitalet y la Generalitat han pedido a los vecinos que solo salgan de casa lo imprescindible, pero Isabel y María Luisa no están por la labor. “A mí, con mi edad, no me preocupa mucho casi nada. Si no me muero este año será el que viene”, dice, sorprendentemente, a carcajadas, Isabel. Las dos se desternillan al verse una a otra con las mascarillas. “Estuvimos tres meses encerradas en casa”, añade María Luisa. “Vivir de aquella manera no es vivir. Tendremos que reírnos”. Son las 10.30 y sus carcajadas rebotan por las paredes de este mercado vacío y tristón. “Hoy no hay clientas, se deben haber ido todas al Mercadona”, ironiza la dependienta de conservas Redondo. “No sé, yo cuando voy no me regalan las cosas, a otras parece que sí”.

El encargado de la pescadería Enriqueta explica cómo han fluctuado la llegada de clientes: “Llevamos semanas en las que las ventas son un auténtico tobogán. Durante el confinamiento vendimos muy bien. Cuando la gente empezó a salir lo notamos y, los últimos días, cuando han dicho que hay mucho coronavirus en estos barrios, esto parece un funeral. Nadie viene a comprar”, se lamenta. En el exterior del mercado hay unos puestos de ropa. Vilma Lagos es una de las vendedoras. Diseña trajes para adolescentes que quieran celebrar la fiesta de los 15, muy popular en muchos países sudamericanos. “Creo que abrí mi negocio en el mejor sitio. En La Torrassa y La Florida hay muchos compatriotas que quieren mantener esta tradición. Justo antes de la pandemia empezó a irme mal. Ahora me va fatal. Han prohibido las celebraciones, la gente se ha quedado sin trabajo… ¿Quién va a comprar un traje para los 15?”, se lamenta Lagos.

Un reportaje de Alfonso L. Congostrina para el rotativo EL PAIS