La incidencia del alzheimer es el doble en mujeres que en hombres y se solía achacar a que la edad es un factor de riesgo para desarrollar la enfermedad y ellas viven más que ellos. “Pero todos los equipos que nos dedicamos a la investigación de alzheimer trabajamos sobre esa diferencia que debe mostrarse en la fisiopatología de la enfermedad, en su propia historia”, afirma José Luis Molinuevo, director científico del Barcelona Beta Brain Research, de la Fundació Pasqual Maragall.
Y uno de los hallazgos de su equipo, presentado en la conferencia sobre esta enfermedad realizada la semana pasada en Los Angeles, es que las mujeres sufren más pérdida de sustancia gris que los hombres. “Se trata de un estudio que analiza los niveles de p-tau, un marcador líquido que permite saber el nivel de esta proteína cuya presencia está asociada a la enfermedad. Realizamos a lo largo de dos años dos resonancias magnéticas funcionales a los participantes todos ellos aún sin síntomas de alzheimer. Vimos así que las mujeres –participaron 36 personas, 12 de ellos hombres entre los 57 y los 78 años– tenían más perdida de sustancia gris en el lóbulo temporal medial, en la zona del hipocampo”. Esta parte del cerebro resulta especialmente afectada por el alzheimer, y participa en la memoria y el reconocimiento, donde se procesa la información para que pase de la memoria a corto plazo a la de largo plazo.
“Esa puede ser una de las explicaciones por la que, entre personas todavía sin síntomas, la enfermedad se precipita mucho más en mujeres que en hombres”, apunta Molinuevo. En la investigación dirigida por Barcelona Beta Brain Center han participado científicos de la red de bioingeniería (Ciberbbn), del Idibaps, de la Pompeu Fabra y del Clínic, entre otros.
En la conferencia de Los Angeles se presentaron varios trabajos que buscan explicar esas diferencias en el inicio y evolución de la enfermedad entre hombres y mujeres. Un equipo de la universidad estadounidense de Vanderbilt mostró su hallazgo en un análisis gráfico de la propagación de esa proteína tau usando tomografías por emisión de positrones (PET) de personas sanas y pacientes con deterioro cognitivo. Según sus resultados, las imágenes femeninas mostraban más “regiones puente” que facilitaban la extensión de la proteína tau que aniquila neuronas. Esta comprobación, informa Europa Press, indica la necesidad de enfoques específicos según el género tanto para la prevención de la enfermedad como para las intervenciones en la rehabilitación cognitiva.
Un factor de riesgo
Voluntarios con insomnio tienen diferencias en la estructura cerebral
En ese intento global de comprender cómo enfermamos de alzheimer, otro de los trabajos presentados por el equipo de Molinuevo del Barcelona Beta Brain Center en Los Angeles profundiza en los cambios de sustancia gris y blanca en personas sanas en función de su insomnio. “El insomnio es un potencial factor de riesgo de la enfermedad así que lo hemos estudiado en nuestra cohorte Alfa, con la participación de 1.721 voluntarios”. (La fundación Pasqual Maragall reúne el mayor número de voluntarios, familiares directos de personas con alzheimer, para investigar en la prevención y tratamiento de esta enfermedad).
A los 1.721 les pasaron pruebas de funcionamiento mental y a un grupo de 382, además una resonancia magnética. “Quienes hicieron el test y sufrían insomnio mostraron peores funciones ejecutivas y quienes pasaron por la resonancia, también mostraron diferencias estructurales en áreas típicas de la enfermedad”, afirma Molinuevo. Estos resultados podrían explicar por qué el insomnio es uno de los mecanismos que favorecen la generación del alzheimer. “Tenemos que entender cómo incrementan la enfermedad esos factores de riesgo para actuar así más tempranamente”.
Información editada y publicada por La Vanguardia