El trabajo realizado por Save de Children, indica que a la edad de 12 años ven por primera vez pornografía. Asimismo, un 68,2%, casi 7 de cada 10 la consumen habitualmente, es decir, lo han hecho en el último mes. Si se analiza por géneros, son el 87,5% de los chicos, y el 38,9% de las chicas.
El trabajo de la ONG Save de Children se basa en 1.753 entrevistas chicos y chicas en España entre las edades comprendidas de los 13 a los 17 años.
Todo ello, tal como indica el amplio análisis elaborado por Save de Children, con el acceso de la población adolescente de los 13 a los 17 años a sitios en internet de una pornografía gratuita construida en muchas ocasiones sobre la violencia y la desigualdad.
El informe indica que hoy en día la pornografía mainstream representa “relaciones sexuales ficticias, con cuerpos irreales y marcadas por la violencia, la falta de consentimiento y la desigualdad, la representación del dolor físico de la mujer como erótico…”
”Normalmente se pone en una posición denigrante a la mujer. Nos pone cachondos y ahí es donde está el problema de la sociedad. Por ejemplo, si ves cosas que son denigrantes en el porno y luego las quieres implementar en tu vida, a lo mejor no lo sabes, pero estás denigrando a una mujer por querer hacer lo que estás viendo”, manifiestan algunos adolescentes entrevistados.
El informe recuerda así que en la adolescencia “los chicos se encuentran con una mayor libertad para explorar su sexualidad, la masculinidad tradicional y la llamada virilidad, y las chicas se encuentran ante una doble imposición: asimilar el recato y convertirse en objetos sexuales”.
El informe revela que en el análisis de cómo se traslada este consumo a la realidad casi la mitad de los adolescentes (un 46,1%) no utiliza siempre medidas de protección, y un 13,7% no lo hace nunca o casi nunca.
Save the Children pide a las autoridades que se regule el acceso a contenido pornográfico para asegurar que los menores no pueden acceder a ello. Y que se apruebe el proyecto de ley de Protección de la Infancia ya que incluye la educación afectivo-sexual como principio básico en la enseñanza.
Tal como revela el informe, el acceso de los menores a la sexualidad se está realizando a través de la pornografía, un aprendizaje que se da en la intimidad y a través del teléfono móvil. Un acceso a la sexualidad que se construye en base a unas prácticas irreales, violentas y que enfatizan la desigualdad.