Unas 200 personas se manifestaron la mañana de este lunes 31 de octubre, vigilia de ‘Tots Sants‘ en los Blocs de la Florida, el barrio de L’Hospitalet de Llobregat en que una juez ha restringido la entrada del rapero Morad como medida cautelar mientras se desarrolla el proceso penal contra él por un delito de inducción a desórdenes públicos.
La manifestación arrancó en los Blocs, y fue discurriendo por la avenida Isabel la Católica. Al entrar en el puente que supera las vías de la Renfe, en su interior y tal como se pueden ver en las imágenes de diferentes vídeos colgados en las redes, se vivieron momentos de tensión entre los agentes de los Mossos y los manifestantes, una gran parte de ellos eran menores de edad y mujeres.
Al grito de «queremos a Morad«, los manifestantes, la mayoría de origen migrante, apoyaron al artista pidiendo que se levante la medida judicial que le excluye de poder entrar o acercarse al perímetro de los Blocs de la Florida que pertenece al barrio de Les Planes de L’Hospitalet.
El choque entre policía y manifestantes, obliga a buscar una salida a un enfrentamiento entre el cantante, y los cuerpos de seguridad que no lleva a nada bueno a ninguna de las partes. El cantante Morad tiene que entender que no puede saltarse las normas como le parezca, y hacer lo que le de la gana, cuando y como quiera. Molestar a los vecinos por la noche con la música a todo volumen sin respetar el descanso, sus carreras por las calles de los Blocs a plena noche es no respetar a las personas. No hace ningún bien al barrio, si es que tanto lo quiere, ni a la convivencia.
Morad puede, y debe aportar mucho de positivo a la ciudad de L’Hospitalet. La suma de todos ayuda a construir una ciudad mejor. L’Hospitalet, es y ha sido una ciudad tolerante y abierta, no caben los enfrentamientos chulescos, ni tampoco las actitudes desafiantes. Morad puede ser un espejo en donde muchos jóvenes se reflejen. Un espejo de respeto, convivencia, de igualdad de oportunidades, de justicia social, de esperanza y no de violencia. Este es el camino, no hay otro. Y ahora toca hablar. Y es la sociedad civil, y los representantes políticos, y no los uniformados los que tiene que buscar, y encontrar la solución, a un conflicto que no nos va a aportar nada de nada. Solo más confusión, como si en el mundo ya no tuviéramos suficiente. TEXTO: ANTONIO RAMON RUBIO I BERENGUER