Según ha publicado el Diari Ara, Alejandro uno de los jóvenes actores catalanes con más proyección, empezó a hacer teatro en el colegio cuando tenía 10 años. Ya de adolescente, en 4.º de ESO, el profesor lo invitó a sumarse a una compañía amateur que había creado con algunos padres de la escuela en el barrio del centro de L’Hospitalet. Uno de ellos, el padre de una compañera de clase, abusó de él tres veces.
El hombre rondaba entonces la cincuentena y se fue acercando al chico despacio, generando confianza para crear el contexto propicio. La primera vez pasó al sofá de casa, tapados con una manta, mientras veían la película Origen. “No sé como llegamos hasta allá. Por qué se atrevió? Supongo que soy una persona abierta, que me abro fácilmente a la gente, y él se aprovechó”, reflexiona diez años después de los hechos.
La segunda vez pasó al local donde ensayaban, donde el hombre, que tenía las llaves para acceder, lo invitó cuando no había nadie más. Alejandro todavía no sabe por qué fue. La tercera vez, en una casa de las afueras de Barcelona, mientras se cambiaba para ir a la piscina. La hija –y compañera de clase del chico– y una prima también estaban.
Cuando las vio pasar por detrás una ventana en dirección a la piscina, sin que ellas se dieran cuenta de lo que pasaba dentro de la habitación, sintió un “terror absoluto” que sirvió para pararlo a pesar de poner punto final al que había pasado.
Durando casi una década no se vieron. Hasta que, coincidiendo con la celebración de los diez años de la compañía, se volvieron a encontrar. “Me tienes miedo?”, le soltó el hombre después de un largo rato evitándose. Alejandro no tenía nada a decirle en aquel momento de su vida. Todavía no estaba preparado para dar el paso adelante que acabaría protagonizando un día de finales de septiembre del año pasado.
He estado trabajando la culpabilidad. Durante muchos años miraba con asco el niño que lo consintió”, reflexiona ahora, exponiendo las ideas con mucha claridad. Tres años de terapia han servido para trabajar el pasado y a la vez coger la fuerza suficiente para encarar el que pasó cuando era adolescente.
“Él es el responsable del que pasó, tiene que pedir perdón porque fue un abuso”, asume con determinación, desvaneciendo todas las dudas que lo habían perseguido durante años. El hombre le cogió la llamada. “He quedado con un periodista. Quería decírtelo”, le dijo. “Crees que abusé de ti? Fue consentido, habría parado si me lo hubieras pedido”, le respondió el hombre a la defensiva. “Era un menor, había una gran diferencia de edad, una situación jerárquica”, le espetó Alejandro.
Desde aquella conversación el actor ha continuado haciendo pasos adelante, madurando las decisiones para continuar cerrando las heridas que sufrió cuando era menor. Uno de los más importantes fue hablar con la madre, con quien tiene un vínculo muy fuerte. Y el último, el pasado lunes, cuando fue a denunciarlo en los Mossos. No fue un paso fácil. Estuvo dudando mucho sobre si lo tenía que hacer, pero finalmente salió de la comisaría a sabiendas de que había “hecho lo que tenía que hacer”