Las mascarillas ya no son obligatorias en los interiores, exceptuando las residencias de gente mayor, los centros sanitarios, las farmacias y, también, dentro de los transportes públicos. De entrada, en los transportes públicos, como ya había pasado durante la pandemia de la covid, prácticamente todo el mundo lo respetaba pero, poco a poco han ido aumentando los usuarios que han decidido dejarla de usar, a pesar de que mayoritariamente hay más ciudadanos que la llevan puesta.
La séptima ola de covid ha entrado con fuerza
La séptima ola de covid ha emergido con un fuerte crecimiento de la transmisión que ya se deja notar en los centros de asistencia primaria y los hospitales. Autoridades sanitarias y expertos pronostican que la incidencia irá en aumento y confían en que la elevada tasa de vacunación limite la repercusión asistencial.
Los datos apuntan a que podemos encontrarnos en el prólogo de la séptima ola. “No es una ola clásica, sino una subida significativa de casos en forma de ola”, matiza, de momento, Clara Prats. “Sabíamos, por el comportamiento de toda la epidemia, que en algún momento subiría, pero no sabíamos cuando”. Y ha sido ahora, coincidiendo con un periodo de incremento de las interacciones: festivales escolares, conciertos multitudinarios. El Conseller Argimón recomendaba esta semana que las personas mayores vuelvan a usar las mascarillas.
Muchos turistas no llevan la mascarilla al metro
A pesar de los carteles que lo alertan y la megafonía del metro, que recuerda en inglés que la mascarilla es obligatoria, lo cierto es que muchos turistas de Barcelona hacen caso omiso, según ha informado BETEVÉ. Algunos explican que en sus países ya no es necesaria en el transporte público y alegan que, una vez aquí, no lo piensan. “Yo soy de Los Angeles y allá hace tiempo que no se tiene que llevar mascarilla en el transporte público. Aquí me la he acabado poniendo porque he visto que mucha gente la llevaba”, ha explicado a BETEVÉ una turista estadounidense.