El tió es el elemento central de uno de los rituales navideños más vivo y, al mismo tiempo, más antiguo que conservamos. La costumbre es parecida en todos los lugares. Días antes de Navidad aparece este tronco de las formas más diversas.
Cuando el tió ya está en casa, empieza el periodo de engorde, con las dietas más variadas: paja, algarrobas, galletas, mandarinas, mendrugos de pan, peladuras de naranja… Todo vale para que, cuando sea el día, devuelva todo lo que ha comido en forma de obsequios.
El momento mágico llega el día de hacerlo cagar o hacer el cagatió. Hoy día se hacen cagations colectivos en las fiestas de Navidad de escuelas y asociaciones, días antes de la festividad. En las casas, en cambio, se suele hacer el día de Navidad o la noche antes; cada familia lo hace según la costumbre o las necesidades. Antes de hacer el cagatió, los niños suelen acercarse al pesebre a cantar villancicos; también hay quien calienta los bastones o los moja, porque dice que echará más regalos.
Llegado el momento, los niños armados con los bastones empiezan a golpear el tió con fuerza, mientras cantan una cancioncilla de la cual hay muchísimas variantes, según el territorio, las procedencias familiares, etc. Una vez bien calentado a base de garrotazos, se levanta la manta que lo tapa y se descubren los obsequios que ha echado. Es tradición que devuelva, entre más cosas, los postres de la comida de Navidad, barquillos y turrones.
El tió de Nadal es uno de los elementos de la mitología catalana y aragonesa y una tradición muy arraigada en Catalunya, Aragón, (donde se llama en aragonés tronca, toza o tizón de Navidad/Navidat), Occitania (donde se llama en occitano cachafuòc o zoco de Navidad), Andorra y olvidada en Mallorca (conocida como Nadaler. Se trata de una tradición con siglos de historia, inicialmente relacionada con la naturaleza, la fertilidad y el solsticio de invierno. Lo tió es un ritual de origen rural, significa la abundancia, un tronco viejo y seco regala de sus entrañas golosinas y golosinas. Es el augurio del renacimiento de la natura después de la estación invernal.
El Tió de la Ronda de Dalt
En un espacio cercano a la Ronda de Dalt, en el tramo que cruza la ciudad de Cornellà, alguien ha tenido la buena idea de pintar un tronco de un árbol que se había cortado, como si fuera un Tió.
El Tió, está encarado en dirección a la Ronda de Dalt, como si estuviera vigilando los coches que circulan, diciéndoles, que vayan con cuidado, y que circulen con prudencia.
Una buena iniciativa que decora un espacio cercano al Parc de Can Mercader, y que levanta la curiosidad de los paseantes, en la carretera que va de L’Hospitalet a Cornellà.
Su imagen nos recuerda que estamos en días de fiestas, y que cualquier rincón puede ser un espacio al que le podemos dar un ambiente, especial en estas fechas.