Quedaban aun dos días para la fecha límite marcada por la jueza. Un dispositivo de los Mossos d’Esquadra ejecutó ayer por la mañana el desahucio de Amparo Martínez, en la calle l’Hostal d’en Sol, en el barrio Gótico, de Barcelona La vecina, de 74 años y un grado de discapacidad del 65%, ya había insistido que solo por la fuerza la echarían de la que ha sido su casa de toda la vida, un piso del cual heredó la mitad y que perdió en los juzgados contra su voluntad, según ha avanzado Betevé.
Una quincena de vecinos de Amparo convocados por Resistim en el Gòtic la ha acompañado en el portal para intentar evitar el lanzamiento. También han estado presente los servicios sociales del Ayuntamiento y el regidor del distrito, Jordi Rabassa. Vecinos de la misma calle han salido a los balcones y han picado cazuelas en señal de protesta en el momento que los Mossos se llevaban una por una las personas concentradas a la puerta.
Después de varios aplazamientos, el último el 14 de marzo, el de hoy era el sexto intento de desahuciarla. Esta vez la jueza del caso había dictado la orden con fecha abierta, después de desoír el Comité de Derechos Económicos y Sociales de la ONU, que había solicitado al Estado medidas cautelares.
Una herencia convertida en pesadilla
El origen de la pesadilla de Amparo, según publica Betevé se encuentra en una herencia, la del mismo piso donde ha vivido siempre. Heredó la mitad de la propiedad cuando murieron los padres. Pero la otra mitad, con los años, acabó en manos de una empresa que renunció a compartir con ella la propiedad, es decir, pidió lo que se conoce como extinción de condominio. Las opciones para Amparo eran vender su mitad o comprar la otra, pero al no aceptar ninguna de las dos, la totalidad del piso fue a subasta. Así perdió la propiedad, a favor de ”un testaferro de inmobiliarias”, según Resistim el Gótic.
Como compensación se asignó a Amparo una cantidad de dinero que ella tampoco ha aceptado nunca. “Yo lo que quiero son mis cuatro paredes”, insistía. Pero recientemente, de nuevo, por decisión judicial, el patrimonio de Amparo ha acabado siendo tutelado por la Fundación Virgen María de los Desamparados, que también tenía que velar para encontrarle una alternativa residencial y que sí aceptó el dinero por el piso en nombre de la mujer.
Esto, a la práctica, ha dejado a Amparo sin posibilidad de optar a un piso de la mesa de emergencia ni de frenar el desahucio acogiéndose a ninguna moratoria. Aun así, ella no se planteaba en ningún caso el desenlace final y por eso hoy no había sacado prácticamente ninguna pertenencia del piso. De momento, se estará en una pensión del barrio hasta que encuentre un alojamiento más definitivo.