El aviso del choque de trenes que costó la vida de un maquinista en Sant Boi no era el primero que recibían los responsables de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) sobre ese lugar concreto. Diversos maquinistas habían advertido a sus superiores en los últimos dos meses de que la vía se encontraba en mal estado en el punto kilométrico 9,4 de la línea Llobregat-Anoia. Es justo esa misma curva de aproximación a la estación en la que descarriló el vagón de mercancias que impactó contra la cabina del tren y mato al maquinista.
Ferrocarrils ha reconocido que el 25 de marzo llevó a cabo una intervención en ese punto para resolver la incidencia que había hecho llegar un trabajador el día antes, pero desvincula toda relación de aquellos hechos con el accidente. No lo ve igual el sindicato de maquinistas Semaf. Aseguran que existía “una deficiencia en la infraestructura”, y en consecuencia se llevó a establecer una limitación temporal de velocidad en la circulación de los trenes.
En el momento del accidente, los trenes debían circular a 30 km/h como máximo por un tramo donde antes lo hacían a 60 km/h. Fuentes de FGC aseguran que esa limitación no tiene nada que ver con las incidencias detectadas por los maquinistas y lo atribuyen a unas obras rutinarias de renovación del balasto (las piedras que hay bajo las vías del tren) entre las estaciones de Sant Boi y Molí Nou.
La investigación está abierta, y se barajan diferentes posibilidades, un exceso de velocidad del tren de mercancías, un exceso en el peso de la carga…los técnicos están trabajando para encontrar las causas.
