Una parte de los taxis de Barcelona están cobrando, sobre todo a los turistas, precios desorbitados por trayectos muy cortos. Lo hacen sin poner en marcha el taxímetro, de manera totalmente irregular. Por ejemplo, entre Ciutat Vella y la zona de ocio nocturno del frente marítimo piden 20, 30, 40 o 50 euros. Los usuarios incluso relatan casos en que han pagado 100 euros para ir del Hotel Arts hasta la ronda General Mitre.
TV3 ha podido comprobar que esta práctica de una parte de los taxistas está muy extendida y que no son casos aislados. Durante varias noches de verano hemos ido preguntando en el frente marítimo a todo el mundo quien llega en taxi a las discotecas. La mayoría son turistas y prácticamente todo el mundo nos habla de precios desorbitados que han acabado pagando porque los dejen subir al taxi y los lleven a su destino.
Grandes diferencias por el mismo trayecto
Un ejemplo muy claro lo encontramos en un grupo de chicas inglesas que están celebrando una despedida de soltera en Barcelona. Son ocho y se mueven en dos taxis. Por un trayecto de 8 minutos, uno de los dos vehículos ha puesto en marcha el taxímetro y les ha cobrado 5 euros y medio. El otro lo ha mantenido apagado y les ha cobrado 17.
«Nos ha cobrado 17 euros y nosotros lo hemos pagado, ni siquiera se lo hemos discutido. Y entonces apareces tú y me dices que es un disparate. Y ahora estoy muy enfadada», asegura Kate, que forma parte de este grupo de amigas de viaje en Barcelona.
Kate, pero, todavía ha tenido suerte, porque hay otros que han pagado mucho más: «Hemos venido de la Rambla hasta aquí, hasta Shôko, y nos han cobrado 20 euros. El taxímetro estaba apagado», asegura la Lyan, una turista también inglesa.
La Juliana, una turista suiza, está de vacaciones con su amiga Patricia. Asegura que les han cobrado 7 euros por un trayecto que el día antes los había costado 25. Y añade: «Nos preguntan de dónde somos y cuando los decimos que somos suizas nos cambian el precio.» Al lado hay un grupo de turistas alemanes que explican que les han querido cobrar 30 euros para ir de Universidad hasta la playa. Cuándo han pedido un precio más bajo, el taxi ha marchado.
Un ejemplo claro son las trabajadoras de las discotecas, que salen del trabajo a las 6 o las 7 de la mañana y a menudo buscan un taxi para no volver solas a casa en una hora en que pueden tener problemas en la calle: «O apaga la luz verde o me dice que ya está reservado, cuando en realidad no lo está, porque después veo que más adelante alguien les ofrece dinero y lo cogen», explica Jennifer Rodicio. FUENTE: TV3