La velocidad máxima en algunas vías urbanas ha sido reducida de 50 km/h, a 30 km/h en calles de un único carril por sentido y a 20 km/h en vías con una plataforma única de calzada y acera. Aunque se mantiene en aquellas vías que tienen dos o más carriles por sentido. Una media que tiene algunas ventajas, y entre ellas encontramos una que afecta al bolsillo del conductor: el precio del seguro del coche.
LA DGT, lo ha explicado, la bajada de los límites de velocidad ayudará a que el riesgo de fallecer como consecuencia de un atropello disminuya. No en vano, según sus estimaciones, los nuevos límites rebajarán hasta en un 80% el riesgo de perder la vida en un accidente urbano. También provocará que la gravedad del resto de lesiones sea menor.
Al mismo tiempo, bajarán las posibilidades de provocar un incidente de este tipo porque la reducción de la velocidad dará más tiempo de reaccionar al conductor. Las distracciones se encuentran detrás del 30% de los accidentes mortales. Y a todas estas ventajas relacionadas con la seguridad vial y la siniestralidad hay que añadir una, la incidencia que puede tener sobre el precio de los seguros de coche.
Si esta medida provoca una disminución de la velocidad, y en consecuencia de la siniestralidad, los conductores tendrán mejores perfiles y unos historiales con menor riesgo. No se trata de una consecuencia inmediata, sino que este efecto se producirá a medio plazo cuando la normativa esté asentada y dé sus frutos. Sea como sea, su influencia podría beneficiar la economía del conductor