Hoy lunes 8 de marzo, «Dia Internacional de la Mujer», recuperamos desde EL TOT L’HOSPITALET, unos fragmentos de la entrevista publicada en la contraportada de La Vanguardia, el 19 de noviembre, realizada por Ima Sanchís, al prestigioso economista mundial, el boliviano Augusto López-Clarós.
La suma inteligente
Este boliviano está considerado uno de los economistas más prestigiosos del mundo. Ha sido economista jefe y director del programa de competitividad global en el Foro Económico Mundial, representante del Fondo Monetario Internacional en Moscú y director del Grupo de Indicadores Globales del Banco Mundial. Su trayectoria le ha permitido estudiar gobiernos y economías de todo el mundo, y tiene algo importante que contarnos.
En su libro Igualdad para las mujeres, prosperidad para todos (Erasmus Ediciones), que firma junto a Bahiyyih Nakhjavani, nos da datos y estudios que demuestran claramente que la desigualdad de género es mala para la economía, contribuye a la inestabilidad política y azuza el hambre y la pobreza. Sumar es lo más inteligente.
Tengo 64 años. Nací en Bolivia y vivo en Washington DC. Casado, tengo dos hijos. Es urgente reinventar la arquitectura de cooperación internacional que surgió tras la Segunda Guerra Mundial, insuficiente para afrontar los retos actuales, desde la desigualdad económica hasta el cambio climático.
La discriminación de la mujer es una violación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por 193 países. Pero si eso no le basta le diré que en los últimos 30 años hemos comprobado que la desigualdad de género es una nefasta política económica.
Hay múltiples evidencias que demuestran que cuando la mujer se incorpora a la fuerza de trabajo mejora el crecimiento de la economía, y al aumentar su capacidad de decisión aumenta la prosperidad de la sociedad.
Haber marginado a la mujer de la economía y de la política ha acarreado costes enormes. De los 193 países de la ONU hay 21 que tienen una jefe de Estado, y el 40% de los éxitos a la hora de manejar la Covid son países dirigidos por mujeres.
Las empresas con más líderes femeninas en las cúpulas directivas obtienen más rentabilidad y mayor estabilidad en la plantilla.