El sector bancario ha cerrado en los últimos años unas 25.000 sucursales de un total de más de 45.000 que llegó a haber en 2008, según los datos del Banco de España, en un contexto de fusiones de entidades y reducciones masivas de plantilla.
El cierre de sucursales ha acelerado un proceso de digitalización de casi todas las actividades bancarias, que ahora pueden realizarse a través de la página web o la aplicación móvil de cada entidad. Sin embargo, la rápida digitalización ha dejado atrás a buena parte de los más de 9 millones de españoles mayores de 65 años. Catalunya y L’Hospitalet, no son una excepción. El cierre de oficinas bancarias en todos los barrios de la ciudad ha sido imparable. Los vecinos de Bellvitge, se quejaban hace unos días de la falta de servicios bancarios. El Gornal arrancó una movilización hace unos meses, cuando cerró la última oficina de Caixabank, que condujo a que todo el barrio se quedara sin oficinas bancarias; al final se consiguió salvar la presencia de dos cajeros.
Según datos de la Fundación FOESSA, un 68,4% de los hogares formados solo por personas mayores de 65 años están en una situación de apagón digital, bien por carecer de conexión a internet o bien por la falta de habilidades para utilizarlo.
Ahora le toca a la Torrassa, un barrio donde viven muchas personas mayores, y que si les cierran la oficina de Caixabank, de la ronda de la Torrassa, le obligará a desplazarse hasta la oficina más cercana que está tocando al Mercat de Collblanc. Hay indignación entre los mayores que se palpa fácilmente en la calle, y desde hace meses está empezando a cuajar en forma de concentraciones, hasta ahora minoritarias, e incluso una recogida de firmas a través de change.org que ha suscitado un masivo e inesperado apoyo, atrayendo de paso el foco mediático. Para mañana martes está prevista una concentración de protesta.