Con la vejez dispones de mucho tiempo para pensar, el tiempo hasta el final de la vida queda muy acotado, y en algunos casos, se plasma un deterioro de unos vínculos familiares que ya estaban maltrechos. El período del confinamiento llevó a muchas personas a pensar en su testamento y disparó el interés en desheredar a los hijos ingratos como consecuencia de la falta de relación o la sensación de abandono.
La pandemia provocó que mucha gente se olvidara de sus mayores, una tendencia que en el mundo occidental es mucho más acentuada respecto a otras culturas, y sociedades. Muchos ya no tenían relación con ellos, y durante la pandemia este hecho se acentuó. A muchas personas mayores se les acabó la paciencia y decidieron informarse sobre cómo desheredar a sus hijos.
Dos sentencias del Tribunal Supremo de 2014 y 2015 flexibilizaron las causas de desheredación al equiparar el maltrato físico al maltrato psicológico que pueden sufrir los mayores desatendidos por los hijos. Desde el Colegio Notarial de Catalunya, indican que en los últimos años no ha parado de crecer el número de personas que acuden a hacer testamento con la intención de desheredar a los hijos, de privarlos de la legítima. Cada vez son más los casos de mala relación entre padres e hijos y, con la pandemia, se intensificaron, porque muchas personas mayores vieron aumentar la sensación de abandono.
FUENTE DE LA INFORMACIÓN: LA VANGUARDIA