El Govern de la Generalitat se reunió ayer viernes por la tarde, de forma extraordinaria para solicitar al Gobierno de España la declaración del estado de alarma en Catalunya ante la virulencia de la segunda ola del coronavirus.
El objetivo de esta medida es poder aumentar las restricciones de movilidad y decretar un «toque de queda nocturno» que, según detalló el president de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès se aplicaría desde las 23.00 hasta las 6.00 horas. El Govern no aclaró si las nuevas medidas acarrearán el fin del cierre de bares y restaurantes.
La Generalitat ha seguido la estela de otras comunidades autónomas, como Euskadi, La Rioja, Extremadura o Asturias, mientras estudia posibles nuevas medidas ante los malos datos de la segunda ola de la pandemia.
La Consellera de Salut, Alba Vergés, ya había apuntado ayer por la mañana que el toque de queda en Catalunya estaba sobre la mesa y que podría aplicarse sin esperar al Estado.
Vergés había argumentado: «que el Govern aprobó un decreto ley que permite poder tomar las medidas necesarias para hacer frente a la pandemia y que incluye la posibilidad de tomar medidas para limitar la movilidad. Limitaremos la movilidad, un toque de queda, lo que sea, cuando lo creamos necesario«.
Vergés dijo que hace falta ver cómo evoluciona todo, incluido el efecto del cierre de la hostelería. En este sentido, ha señalado que esta próxima semana se analizará el impacto de esta medida en la evolución de la pandemia. Analizaremos los datos tras haber tomado medidas como el cierre de bares, restaurantes y centros de estética y veremos si las medidas son correctas y veremos qué pasa».