La capilla ardiente de la reina Isabel II, ubicada en el palacio de Westminster, abrió sus puertas para que la visiten las decenas de miles de ciudadanos que hacen cola en el centro de Londres para despedirse de la soberana.
El féretro de la monarca está custodiada por una decena de guardias reales, que pasan largas horas en una rígida postura tal y como marca el protocolo. Uno de los guardias sufrió el primer día para visitar la capilla ardiente, un desmayo mientras guardaba formación.
En las imágenes se puede ver cómo una pareja de guardias reales custodia el féretro y, en un momento dado, uno de ellos se desploma contra el suelo golpeándose la cara. Todo esto ante la mirada impasible de su compañero, situado a su lado, y que mantiene su formación. Tras la caída, otros dos guardias acuden rápidamente a atenderle. La transmisión en directo fue interrumpida durante varios minutos mientras el guardia era auxiliado por los asistentes del lugar.