El Hotel Riviera, durante 20 años fue el mayor prostíbulo de España. Una imagen hermética de cara al exterior, que no mostraba lo que pasaba en su interior.
Situado en la C-31, más conocida como la autovía de Castelldefels, cerca del Canal Olímpico, el Riviera fue un hotel hasta mediados de los 90 cuando fue vendido para convertirse en club de alterne con habitaciones. El célebre burdel llegó a acoger más de 150 trabajadoras.
Ahora es un espacio insolitamente despejado, con algún resto de lo que fue. Las excavadoras han hecho su trabajo, y solo quedan algunos escombros.
Aún no se sabe que se construirá en la gran explanada. Se rumorea que la propiedad tiene el permiso para construir un hotel, pero dada la situación generada por la pandemia, es posible que se modifique el proyecto y se acaben construyendo viviendas.
Su presencia en Castelldefels motivó la aparición de nuevos negocios que vivían de la actividad de la casa de citas, entre otros la multiplicación de peluquerías y esteticistas.
Su presencia fue conflictiva, aunque un ejército de vigilantes procuraban que de cara hacia fuera todo fuera tranquilo. Los movimientos siempre estaban en el interior. Protestas vecinales y graves episodios de corrupción que salpicaron a la policía y al Ayuntamiento y finalmente motivaron su cierre en 2009, junto con el hotel Saratoga, otro prostíbulo cercano.
Los propietarios fueron condenados a penas de casi 10 años por la Audiencia de Barcelona, pero la reducción de condenas provocó que no las cumplieran.
El Ayuntamiento le retiró la licencia por su proximidad a centros escolares al mismo tiempo que la Audiencia Nacional vetó su venta al investigar el patrimonio de sus dueños en otra causa posterior.
El Riviera ha cucumbido al abandono durante más de 10 años. Fue saqueado a conciencia creando muchos problemas a los vecinos. . Durante años, los vecinos vieron como sus instalaciones, desde los sanitarios hasta elementos de hierro pasando por cables eléctricos, eran desmanteladas durante la noche. Todo lo aprovechable fue robado, mientras la basura se acumulaba y colonias de gatos y ratones se adueñaban del lugar.
Los grafiteros se adueñaron del prostíbulo exploradores de lugares abandonados que encierran historias truculentas y misteriosas lo convirtieron en un lugar de referencia.
Antes de la pandemia del covid-19, empezó su demolición, esta semana el solar ha quedado limpio. Veremos que nos deparará su futuro.