Este sábado, 29 de mayo, empieza la prohibición de fumar en cuatro playas de Barcelona: las de San Miquel, el Somorrostro, la Nova Icaria y la Nova Mar Bella. Se trata de una prueba piloto que anunció el Ayuntamiento en el mes de febrero, para perseguir un doble objetivo: por un lado, proteger la salud, especialmente de colectivos vulnerables y también preservar el medio ambiente, una colilla tarda 10 años en descomponerse. Si la iniciativa tiene buena acogida, no se descarta ampliarlo al resto de playas de la ciudad en un futuro.
Según ha explicado el consistorio barcelonés, los encargados de controlar que no se fume en las cuatro playas serán los informadores que ya hay en las playas para controlar el aforo. En caso de que detecten alguien fumando, se dirigirán para pedirle que deje de hacerlo; si sigue sin acatar la prohibición, la Guardia Urbana intervendrá.
La medida es de obligado cumplimiento, pero el Ayuntamiento reconoce que no tiene un régimen sancionador específico. Cada una de las cuatro playas sin humo, además, tendrá señalización específica en los accesos para recordar la prohibición.
