Josep Maria Vilumara y Lamarca, último propietario de Can Vilumara, una de las grandes empresas familiares de la industria textil catalana, murió este lunes a la edad de 84 años.
La familia Vilumara se empezó a dedicar a la fabricación de tejidos, en especial a la sedería, en el siglo XV, en la comarca del Bages, en el Pont de Vilomara, en la cuenca del Llobregat. Una rama de la familia se trasladó a Barcelona continuando con el negocio textil, y en plena revolución industrial en el SXIX, concretamente en el año1842, abren una primera industria en la calle Sant Pere Més Baix, en la ciudad de Barcelona.
Hacia 1862, la empresa se había convertido en una de las más importantes del sector sedero de Barcelona, con 91 telares y 202 operarios.
En el año1907 y en pleno apogeo de la Barcelona industrial, se instalan en L’Hospitalet de Llobregat, en la actual avinguda de Josep Tarradellas, esquina con la calle Girona. Entre 1922 y 1928 se hicieron remodelaciones y ampliaciones en la fábrica. El paso del tiempo y la crisis del textil de finales del siglo XX, supuso su fin en 1982. Fue precisamente en este año cuando, Josep Maria Vilumara decidió ceder las instalaciones al municipio, preservando los elementos arquitectónicos más significativos.
En el año 2013, Josep Maria Vilumara escribió la historia del conjunto arquitectónico “Històries de les Sedes. Fàbrica Institut Can Vilumara”, que fue presentado en el Ateneu de Cultura Popular de L’Hospitalet de Llobregat.
Actualmente, Can Viluma.ra acoge un centro educativo
