En los bajos del número 10 de Baixada de la Llibreteria de Barcelona, una de las calles más concurridas del Gòtic, hasta este verano se alojaba el histórico comercio La Casa de les Sabatilles. En su interior ya no queda rastro de las antiguas estanterías ni de los espejos.
La presión de los alquileres y una sentencia judicial que determinó que la propiedad no estaba obligada a subrogar el alquiler abocaron al cierre de La casa de les sabatilles, instalada desde los años 50 en la Baixada de Llibreteria.
El responsable del negocio, Joan Carles Iglesias, movió cielo y tierra para encontrar otra ubicación. No tiró la toalla y a pesar de los elevados precios encontró in extremis una nueva sede en el barrio. Justo en la calle de al lado, una ubicación más discreta y no tan frecuentada. El acuerdo se alcanzó gracias a la sensibilidad de la nueva propietaria por mantener las tiendas de barrio frente al monocultivo turístico con una renta más baja a la que predomina en el mercado en esta zona céntrica de la ciudad, según ha publicado La Vanguardia.
La casa de les sabatilles es un negocio familiar que se remonta a los años 80, cuando el padre de Joan Carles, representante de zapatillas, compró su traspaso. En 2010 su progenitor murió y subrogó el alquiler a su madre, fallecida en 2017. Entonces, intentó hacer otra subrogación según la ley de arrendamientos urbanos al haberse realizado la compraventa del comercio en 1984 pero el conocido como decreto Boyer de 1995 estableció que los alquileres antiguos se extinguirían a los veinte años o después de la muerte de los primeros subrogados
Ahora, La casa de les sabatilles ha renacido aunque la titánica lucha de Iglesias continúa. “Mucha gente todavía no sabe que nos hemos trasladado. A veces entra algún antiguo cliente y me pregunta si no habíamos cerrado. La calle también está peor ubicada que antes, pero es que los otros precios no los podemos asumir”, comenta con resignación Iglesias. FUENTE LA VANGUARDIA
