El fin de los meses de verano y la llegada de septiembre es sinónimo de vuelta a la rutina para la mayoría de las personas, momento en el que es muy común oír hablar de la depresión postvacacional, un conjunto de síntomas que aparecen cuando nos reincorporamos al trabajo, y al día a día habitual, tras un periodo de descanso.
El final de las vacaciones puede provocar una crisis emocional que nos lleve a padecer cierta apatía, nerviosismo y hasta ansiedad por la vuelta a la rutina. A pesar de que no deja de ser una sensación pasajera, que no implica ningún tipo de afección, podemos establecer unas pautas para prevenir o minimizar el denominado síndrome postvacacional o depresión postvacacional.
«El síndrome vacacional son todo un conjunto de sintomatología que padece la persona cuando se reincorpora a su puesto de trabajo. Es un reajuste, una fase de adaptación a un nuevo cambio»
¿Existe realmente la depresión postvacacional?
Hay mucho debate entre los expertos sobre si existe o no realmente la depresión postvacacional, por lo que lo primero que hay que tener en cuenta es que no se debe «patologizar lo que es normal», es decir, no se tienen que «patologizar los procesos adaptativos».
Conseguir que esta vuelta a la normalidad no nos perjudique mental y físicamente, se ha convertido hasta en todo un reto en la actualidad. Los expertos puntualizan, «no se debería de llamar depresión. Depresión es una enfermedad mental, y el desajuste emocional que la mayoría de las personas padece después de sus vacaciones no acaba de cumplir los criterios suficientes como para llamarle depresión. Por esto, es mejor llamarlo síndrome vacacional».
¿Cuánto dura el síndrome vacacional? Estos son sus síntomas
Los síntomas que se suelen dar cuando una persona padece estrés postvacacional son los siguientes:
- Alteración del sueño
- Falta de apetito
- Dolores y tensión muscular
- Cansancio generalizado
- Estrés y ansiedad
- Falta de interés o desmotivación
La duración del síndrome postvacacional suele estar entre 2 o 3 días, aunque es algo que varía mucho en cada persona y puede llegar a durar hasta 21 días. «Si el malestar persiste hay que valorar que no se acabe transformando en un trastorno adaptativo ansioso, depresivo o mixto»
¿Qué hacer para evitar el estrés postvacacional?
Evitar este síndrome vacacional puede ser posible si se toman en cuenta algunos consejos que consisten, sobre todo, en volver a los hábitos rutinarios poco a poco, de forma progresiva, comenzando días antes de reincorporarse al trabajo, de tal modo que el cambio no sea tan brusco.
«La idea es intentar, los días antes de volver a casa, ir adaptando el horario de vigilia y sueño, los hábitos alimenticios que solemos haber perdido en vacaciones, así como la actividad deportiva y el contacto con los estudios, la formación o con nuestra agenda laboral», indican los psicólogos. Se recomienda no regresar a casa el día antes de la incorporación al puesto laboral, ya que cambiar la tumbona por la silla de la oficina es uno de los cambios bruscos que pueden causar esta sensación de malestar.
Por otro lado, también es bueno comenzar unos días antes a acostumbrar el horario de sueño de forma progresiva, ya que tratar de dormirse, de primeras, en el horario habitual puede causar ansiedad y estrés porque el cuerpo no está acostumbrado a los nuevos horarios.
Igual que pasa con el sueño, se deben cambiar paulatinamente los hábitos alimentarios. El deporte o la actividad física es otro de los factores que debe retomarse poco a poco, sin forzar el cuerpo en exceso, algo que además podría acarrear lesiones físicas.
Además, los primeros días de trabajo se deben tomar con calma, priorizando aquellos asuntos que sean de mayor importancia, pero sin querer poner todo al día y bajo control en poco tiempo tras las vacaciones.
Por último, no hay que olvidar que, aunque las vacaciones hayan finalizado, se debe seguir contando con ratos de tiempo libre para disfrutar de las aficiones, pasar tiempo con los seres queridos y descansar.
¿Tienes síndrome postvacacional? Estos son los trucos para superarlo
Las personas que hayan finalizado ya su periodo vacacional y noten el malestar o el conjunto de síntomas propios del síndrome vacacional, pueden seguir una serie de recomendaciones para salir de él lo antes posible.
Lo primero de todo, «es fundamental que sepas que es temporal, y por lo tanto, no seas duro contigo mismo, sino amable. Eso quiere decir, tenerte paciencia y ser comprensivo contigo mismo y estar sereno cuando por ejemplo, no vayas tan rápido hacer las cosas, por equivocarte, por tener dificultad de mantener la atención, por tener sueño y sentirte agotado…».
Este factor es muy importante, ya que «si te presionas, te machacas, te sobreexiges o, por el contrario, evitas y aplazas los asuntos laborales, el síndrome va a permanecer más dentro de ti y puede empeorar», añaden los expertos.
«Otra recomendación es que cada mañana, antes de ir al trabajo, cuando estés en el lavabo y frente al espejo y te estés dando tus últimos retoques te preguntes sobre qué vas a hacer durante el día, como si no tuvieses síndrome vacacional. De todas las ideas que te plantees, elige una, la que sea más sencilla de realizar y realízala durante el día», marcan los expertos.
Por lo tanto, «para salir de este síndrome, lo mejor es hacer pequeñas acciones como si no existiera, y el día menos pensado, realizando estas pequeñas acciones saldremos de él. Por el contrario, si te vuelves un experto en postergar y evitar las tareas laborales que más fastidio te dan cada día, te van a pesar más y más, y esa carga fácilmente se puede transformar en un problema de ansiedad o depresión», concluyen los especialistas.