Adiós definitivo a la histórica «La Casa de las Zapatillas» en Barcelona por desahucio Sobre esta tienda colgaba la espada de Damocles desde hacía años. Solo los recursos en los juzgados habían conseguido frenar la amenaza, según ha publicado BETEVÉ. Pero finalmente la vía judicial se ha agotado y ha llegado la hora del desahucio para La Casa de las Zapatillas. La fecha fijada es el 4 de julio. “No esperaremos que vengan los Mossos”. Será el 30 de junio cuando Joan Carles Iglesias baje para siempre jamás la persiana de una tienda con al menos 70 años de historia en la baixada de la Llibreteria, en el Gótico, muy cerca de la plaça Sant Jaume, apuntan en BETEVÉ.
“No cerramos porque no sea rentable”, aclara Iglesias. El negocio de las zapatillas de poca monta, la especialidad exclusiva del establecimiento, sigue funcionando. “Vienen clientes de todos los barrios e incluso de fuera de Barcelona porque solo encuentran aquí lo que están buscando”.
El origen del problema se encuentra, como pasa a menudo en estos casos, en el momento que la propiedad del local cambió de manos. La empresa que lo compró dio por extinguido el contrato de alquiler cuando Iglesias heredó el negocio de los padres, a pesar de los pactos de subrogación que habían acordado la familia y la propietaria anterior. La justicia también ha considerado finalmente que la sociedad no está obligada a cumplir aquel compromiso.
La familia de Iglesias se puso al frente del negocio en el año 1984, pero La Casa de las Zapatillas está documentada como mínimo desde el 1950. De hecho es uno de los 226 establecimientos que el Ayuntamiento incluyó en el 2015 en un catálogo de emblemáticos para proteger el patrimonio arquitectónico. En este caso, se tendrán que proteger la fachada y el cartel exterior, el escaparate, los estantes y el suelo de la tienda. Pero Iglesias desconfía, teniendo en cuenta el que ha pasado en otros locales del entorno. Por eso tiene claro que se llevará “todos los muebles” y muy probablemente también el cartel. “Me da demasiado miedo que acabe en un contenedor”.
FUENTE: BETEVÉ