Después de un inicio de la Diada de Sant Jordi con lluvia, el sol apareció a media mañana de este sábado, y las calles se llenaron de ciudadanos con ganas de disfrutar de la Diada. En las terrazas no cabía un alfiler, y la Rambla Just Oliveras era un hervidero de gente.
Los nubarrones que se veían en el cielo, hacia las 12:45 horas aproximadamente, presagiaban lluvia; pero nadie esperaba una tormenta de granizo, que ha obligado a todo el mundo a buscar refugio debajo de los balcones, en los comercios, y también en el vestíbulo del Ayuntamiento, donde el agente de la Guardia Urbana de la puerta, facilitaba la entrada, con mucha amabilidad, y moviendo la mano en dirección al interior, propio de aquel que tiene la experiencia de haber regulado el tráfico durante lustros en la ciudad.
Además los agentes de la Guardia Urbana que se encontraban en el interior de la casa consistorial, han sacado bancos al vestíbulo para sentarse, y así facilitar una espera más cómoda a los más mayores, y también a los pequeños.