El Ayuntamiento de Barcelona instalará a lo largo de este año cuatro radares de tramo, que empezarán a multar a partir de agosto, y 17 de fijos, que estarán operativos a partir de septiembre, pero que no comportarán sanciones hasta enero del año que viene.
Lo ha anunciado este martes la teniente de alcalde y regidora de Movilidad de Barcelona, Laia Bonet, en una rueda de prensa con el teniente de alcalde de Prevención y Seguridad, Albert Batlle, en que han hecho balance de la siniestralidad en la capital catalana. De los 17 radares fijos que ha anunciado el ayuntamiento, 12 se instalarán en entornos escolares, donde la velocidad está limitada a los 30 kilómetros por hora, y los cinco restantes se montarán en lugares donde se registran altos niveles de siniestralidad.
Empezarán a multar a partir de enero del 2023, pero estarán operativos a partir de septiembre. Esto se refiere al hecho que durante el primer mes se hará una fase pedagógica en que se mostrará la velocidad y se instará, mediante un panel informativo, a reducir la velocidad.
Posteriormente, antes de empezar a multar, se hará una fase informativa, en la cual la infracción de la velocidad será notificada al conductor con una carta, pero sin sancionar quién haya superado la velocidad.
