Por segundo verano consecutivo, el Ayuntamiento de Barcelona controlará el aforo de las playas de la ciudad y cerrará los accesos en caso de que haya una ocupación “muy alta” que no permita garantizar las distancias de seguridad. El cierre de la playa se hará “durante el menor tiempo posible” para poder redistribuir a los usuarios en otros puntos. En caso necesario se pedirá el apoyo de la Guardia Urbana, como ya se hizo el verano pasado.
Con el objetivo de evitar aglomeraciones en el litoral de cara al buen tiempo no solo pasa este año por el cierre de las playas en caso de que se supere el aforo permitido, sino también por limitar el espacio de los deportistas, que tanto uso han hecho de la arena estos últimos meses.
Solo se podrá practicar deporte en las zonas habilitadas en cuatro playas: San Miquel, Somorrostro, Nova Icaria y Bogatell. El control de estos espacios se hará mediante informadores. El control de aforo de las playas se ha activado esta semana y sigue un protocolo similar al del 2020. Se establecen cuatro colores para indicar las diferentes fases de ocupación de las playas.
Indicador verde: ocupación baja, de menos del 40%.
Indicador amarillo: ocupación normal, entre un 40 y un 60%.
Indicador naranja: ocupación alta, entre el 60 y el 80% y recomendación de ir a otras playas con menos afluencia.
Indicador rojo: ocupación muy alta, de más del 80%.
La situación sobre la ocupación de todas las playas de Barcelona se puede consultar a través del web municipal de playas. Desde el inicio de la temporada de baño, el 27 de marzo, el web ya ha recibido 12.000 visitas.
Además del control de aforo, también habrá un servicio de información y sensibilización con personal repartidos por turnos por la mañana y tarde los siete días en la semana. Este año se ha optado por no utilizar cámaras para controlar el aforo y este trabajo la harán los informadores a pie de arena.
