Han pasado treinta años desde que se inauguró el primer carril bicicleta en Barcelona. Actualmente hay una red en el área metropolitana de Barcelona, que muy probablemente debe superar los 300 Kilómetros de vías adaptadas al uso de la bicicleta, y a todo el abanico de artilugios rodantes que proliferan en las ciudades patinetes, monopatines, monociclos, «hoverboards», «segway», etc, en fin seguro que nos dejamos alguno.
Barcelona, L’Hospitalet, las ciudades del área metropolitana se han transformando en un entramado de carriles, bloques de hormigón, palos de colores, separadores de carril bici, señalizaciones indescifrables, y un complicado circuito dificil de interpretar para conductores y transeúntes.
La mayoría de los usuarios de la bicicleta, seguro que cumplen con la norma de circular por su carril, y lo deben hacer con prudencia y sentido común.
Sin embargo, los hay que se saltan a la torera las normas y actúan encima de la bicicleta, como si estuvieran en una competición ciclista, sin tener en cuenta, ni respetar al resto de ciudadanos. Vamos, van a la suya.
La consecuencia, sustos, accidentes, y percances, que a veces pueden tener consecuencias graves.