Las carreteras secundarias siguen encabezando el ranking de las vías que acumulan más número de fallecidos. Según el Race, en el año 2018, 994 personas perdieron la vida en accidentes ocurridos en este tipo de vías.
La salida involuntaria de la vía es el accidente que más víctimas provoca (38%), seguido del choque frontal (27%).
El 52% de los fallecidos en estas vías viajaban en un turismo, el 19% en motocicleta, el 8% eran peatones, el 6% iban en furgonetas y el 4% circulaban en bicicleta.
Para afrontar este problema, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha puesto en marcha una nueva estrategia, aplicada ya con éxito en Suecia y Holanda, que consiste en pintar líneas verdes en este tipo de carreteras para reducir la velocidad.
Esta experiencia piloto lleva funcionando desde 2016, tras un acuerdo firmado entre la DGT y la Junta de Castilla y León, en dos vías de Palencia, la CL-613 (Palencia-Sahagún) y la CL-615 (Palencia-Guardo), obteniendo muy buenos resultados.
Tras la experiencia realizada en Suecia y Holanda, se demostró que estas marcas ayudaban a calmar y a ralentizar el tráfico. Estas líneas se pintan en la parte interior de la vía, en paralelo con las líneas continuas blancas que delimitan el arcén. El color y su disposición generan en los conductores una sensación de estrechamiento del carril, algo que les hace moderar la velocidad.
Para concienciar a los usuarios, estas líneas van acompañadas de señales verticales informativas que van recordando a los conductores que se encuentran en vías de velocidad controlada.
El objetivo final es que los conductores lleguen a asociar estas líneas a tramos de carreteras en los que se vigila la velocidad con la intención de que en un futuro ya “no sea necesaria la instalación de sistemas de control de velocidad.