El periodista Javier Ricou, para La Vanguardia, nos plantea este relato minucioso y muy interesante, de quien es Pablo Hasél.
Pau Rivadulla Duró, 33 años y vecino de Lleida. Es Pablo Hasél, el famoso rapero, cuyo encarcelamiento por delitos de enaltecimiento al terrorismo e injurias a la Corona –a lo que hay que sumar otras condenas aun no firmes por lesiones y amenazas– ha encendido la chispa de las calles.
Así nos describe Javier Ricou, a Pablo Hasél: Pau Rivadulla es hijo de una familia acomodada de Lleida. Su padre, Nacho Rivadulla, trabajó durante años como profesor de matemáticas en el IES Gili y Gaya antes de embarcarse en diferentes negocios (la mayoría vinculados con la agricultura) y formar parte, junto con Tatxo Benet, de una truncada aventura con la Unió Esportiva Lleida. Ambos, consejeros del club, fueron absueltos tras acusarles de la quiebra de esa sociedad.
Su madre, Paloma Duró, es hija de un reputado abogado de Lleida. De pequeño era muy normal ver a Paloma (con la que Pau seguiría manteniendo una buena relación) con su hijo en las instalaciones del selecto club Tenis Lleida. Ese Hasél niño estudió en el Claver, centro privado jesuita por el que han pasado también los hijos de las familias más acomodadas de Ponent.
Pau, no acabó ni el bachillerato. Jamás ha pisado como alumno la universidad.
El Pau niño tenía ya, recuerdan personas que compartieron con él y su familia muchas tardes en el Tenis Lleida, una mirada inquietante. “Amenazante”, dicen aquellos que han tenido algún encontronazo con el rapero. Apenas parpadea. Y otra percepción en la que coinciden quienes lo han tenido muy cerca: “roza el narcisismo”. Se quiere y le gusta mostrarse en las redes con su perro, en la playa o con una joven a la que nunca se ve la cara.
A los 14 años se saltaba ya las clases para irse a una plaza a escribir poemas y letras de canciones. Dice ser un autodidacta y no queda claro quien le inculcó las ideas que defiende.
En su familia, como en la mayoría, hay un poco de todo. Un abuelo paterno franquista que daba caza a los maquis en el Pirineo, una tía militante de Iniciativa per Catalunya, parientes muy cercanos de derechas.
“Tiene una autoestima muy alta, él está por encima del bien y el mal. Atiende solo a los que respetan sus ideas. Se cree en poder de la verdad absoluta”, dicen los que le conocen.
Se ha dejado ver en los últimos años por Lleida en todo tipo de manifestaciones. Si hay protesta, él está ahí. Y aplica, sería un punto a su favor, la premisa del “yo me lo guiso, yo me lo como”. Pau va por libre (se presenta como comunista y antifascista)
A Hasél no le agrada que le lleven la contraria. Algo que no deja de chocar con lo que tanto predica: la defensa de la libertad de expresión. La Audiencia de Lleida ha confirmado esta semana una sentencia de más de dos años de cárcel contra Rivadulla por amenazar de muerte a un testigo que declaró en contra de uno de sus amigos implicado en un altercado con la Urbana.
El ex alcalde de Lleida, Àngel Ros, fue una de las víctimas. El rapero fue condenado a una pena de multa por desear la muerte del político. El fiscal había pedido 1,3 años de cárcel.
Y las amenazas, lesiones o la obstrucción a la justicia, se hagan cantando, de viva voz o por carta, son delitos que nadie cuestiona, por ahora, en el Código Penal.
Texto resumido del reportaje de Javier Ricou para La Vanguardia