Barcelona ha decidido que los laterales de Gran Via y Diagonal dejen de ser calles para cruzar la ciudad de punta a punta. Los coches no podrán utilizar estos espacios de manera lineal, ya que que a partir del 8 de febrero se instalará una señalización que obligará a girar a la derecha en determinados cruces.
La medida permitirá que los carriles bici desaparezcan de la acera, y se instalen en la calzada, ganando espacio para los ciudadanos de a pie.
En el caso de la Avenida Diagonal, la medida afectará a los dos laterales entre Francesc Macià y Passeig de Sant Joan.
En el lado montaña, el giro será obligatorio en Roger de Llúria, Aribau y Via Augusta.
En la ladera mar, los vehículos deberán desviarse hacia Muntaner, Rambla Catalunya, Pau Claris y Bailen. La Diagonal ha perdido en los últimos años tres carriles de circulación de vehículos.
En la Gran Via, el lado montaña ya está destinado íntegramente al bus y a la bici. En el lado mar se tendrá que abandonar la calle en los cruces con Vilamarí, Viladomat, Villarroel, Muntaner, Balmes, Pau Claris, Nàpols y Marina.
Según el Ayuntamiento de Barcelona, el resto de calles del Eixample pueden absorber el tráfico sin ningún problema.
Esta medida será efectiva a partir del 8 de febrero con señalización vertical y horizontal, con presencia constante de la Guardia Urbana.
A estos laterales de Diagonal y Gran Vía, podrán incorporarse los vehículos que vengan de alguna calle perpendicular, hasta el siguiente cruce limitante, que tendrán que abandonar la vía.
Solo taxis y ciclistas podrán seguir siempre recto. No está previsto que puedan hacerlo ni repartidores de mercancías ni los vecinos que vayan a su aparcamiento en la Diagonal o la Gran Via.