La tradicional Feria de Reyes de la Gran Vía de Barcelona se inauguró el viernes pasado un formato más reducido. A causa de la Pandemia otra novedad de esta edición ha sido prohibir el consumo de alimentos mientras se pasea por la feria.
Los laterales de la Gran Via continúan cortados al tráfico para ganar espacio de paso y evitar aglomeraciones y se han instalado cintas para garantizar la distancia de seguridad entre los compradores que recorren los puestos de venta y aquellos que paseen.
Además, es obligatorio llevar la mascarilla puesta y se han dispuesto carteles informativos con las recomendaciones higiénicas y agentes cívicos. En las paradas hay disponibilidad de gel «hidro alcohólico» en todas ellas.
Este año, el montaje acoge 157 puntos de venta, frente a los 243 del año pasado. Un 40% menos de puestos.